D A M N A T I (2)
Participación en el proyectos de Adictos a la escritura del mes de octubre. Temática del mes: "Especial Halloween"
Si quieres leer antes la 1ª parte has clic aquí
D A M N A T I
(el condenado)
2ª parte
2ª parte
Foto tomada de internet
"A veces la muerte no es una salida. El estaba muerto y
seguía teniendo miedo a encontrarse con aquello: su nuevo renacer"
Silencio. Este aterrador silencio que siempre precede a mi
despertar. No deseo volver, otra vez no, ¡por favor!. Son ya demasiadas veces,
demasiadas muertes, demasiado sufrimiento,... demasiada sangre la que inunda mi
conciencia. Mientras yo esté muerto, ellos estarán a salvo,... por lo menos de
mí. Sé que existen muchos como yo, aunque nunca les haya visto en ninguna de
mis existencias anteriores.
Él quiere verme agonizar, disfruta con ello, dice que
cuando renuncie a la humanidad que aún sobrevive en mí, dejaré de sufrir: no le
creo. Soy el más aventajado de sus condenados, también uno de los más antiguos:
he renacido más de trescientas veces. Muchos otros ya habrían sucumbido al
dolor y se habrían convertido en sus sumisos esclavos. Por ello yo soy
especial, porque aún queda un atisbo de salvación para mí, pero él se esfuerza
para que esto no ocurra.
Mi condena es simple: sufrir el dolor que provoco cuando
estoy vivo. Recuerdo cada una de las atrocidades que he cometido en todas y
cada una de mis vidas, sufro los dolores de mis millones de victimas como si
fueran míos, intensificadas hasta lo inimaginable ya que se agolpan todas a la
vez.
Mi alma permanece encadenada en este lugar, en este vacío
que él domina. La muerte no tiene sentido para mí, porque siempre renazco en
otra época, en otro cuerpo; pero mi nueva existencia es más horrible que la
anterior, mi sed de destrucción y de sangre se hacen cada vez más intensas con
cada nuevo nacimiento. En vida no
recuerdo mis vidas pasadas, no sufro, no tengo conciencia ni decisión. Cuando
llega el momento, aquel en que más daño pueda hacer, él me da la orden, y yo,
que jamás podré resistirme a hacer su voluntad, la cumplo, siempre con las
mismas consecuencias. Después, mi muerte es inevitable. Ellos creen que hacen
justicia, que se libran para siempre de un ser abominable que merece morir:
¡cuan equivocados están!.
En mi última vida morí con tan solo ocho años. Era la
noche que llaman Halloween o de todos los santos. Sentí la llamada y el más intenso
de los odios penetró en mi corazón, sin motivo, sin poder hacer nada: era él.
En aquella fiesta en la que los niños se disfrazaban de lo que les daba miedo
para reírse de estos y poder superarlos, yo me vestí de ángel, completamente de
blanco, con alitas y todo: era el mejor color para resaltar la sangre.
Furtivamente, aquella misma mañana había cogido la Glock
de 9mm con silenciador de mi padre y los tres cargadores. No había sido difícil
sorprender a mis progenitores mientras aún dormían. Después, ya por la tarde,
salí a la calle. Comenzaba mi particular y sangriento “truco o trato” puerta a
puerta cuando ví a aquel grupo de niños que se reían de mi. No me hubiera
importado si entre ellos no se encontrara Charles Huber. Mi demonio tenía un
mensaje para él, un mensaje que ni yo mismo pude descifrar. Luego seguí mi camino, aún me quedaban muchas balas y mi nacarado ángel de la muerte se
trasformó poco a poco en carmesí a medida que avanzó la noche.
Recuerdo cada uno de sus rostros, cada una de sus miradas
incrédulas cuando aquella pequeña bala se alojaba en su cerebro, siempre a
quemarropa, siempre sin titubear, sin remordimiento. Hasta que otra bala mayor
acabó con la masacre.
Ahora la luz regresa, tengo miedo de lo que pueda hacer en
esta nueva vida. ¿Cómo podrán detenerme?. Siento que el odio es cada vez más
puro.
La enfermera le entregó con cuidado a su pequeño. Charles
Huber contuvo el aliento mientras cogía con delicadez el pequeño cuerpecito de
su hijo recién nacido. Miró su carita, aún húmeda por los fluidos del parto y
le sorprendió lo tranquilo que estaba: parecía dormir.
Lentamente, los ojos del niño se abrieron, miraron
fijamente a su padre y... ¡el tiempo se paró!. Charles volvió a sentir el mismo
terror que otros ojos, hacia treinta y cinco años, le habían provocado. Sintió
ganas de gritar, todo el rencor y el odio que aquellos ojos de muerto le
infundieron en el pasado volvieron a su mente como un estallido de ira. Deseó no haber nacido, deseó matar a su propio hijo,
deseó matar a su mujer, deseó matar a todos los que pudiera, pero... su amor
era más grande.
Sabía que aquel ser que cogía en sus brazos había sido el
asesino de su madre y el de cuarenta y dos personas más. Sabía que su hijo era
Ethan. El mundo a su alrededor había desaparecido, solo quedaban aquellos ojos
negros que le miraban con odio. No podía dejar de mirarlos, más y más adentro;
y allí detrás de todo aquel mal encontró algo que no esperaba: una súplica. Perdóname, le decían, perdóname por el amor que me tienes.
Charles Huber no había vuelto a llorar desde aquella noche de
Halloween, pero ahora no podía contener las lágrimas - ¿Cómo podría
perdonarte?, tú eres la encarnación del mal – se decía una y otra vez. Pero... su
amor era más grande.
Charles Huber atravesó en aquel amanecer, en que el cielo era rojo, el muro del odio y encontró lo que siempre había deseado. Acercó a su hijo a su pecho y lo apretó
con fuerza y en un susurro que nadie más oyó, dijo:
- Ya no puedo odiarte, mi amor es más grande: ¡Te perdono, Ethan! Por lo que hiciste en esa o en cualquier otra vida .
Entonces escucho por primera vez la risa de su hijo. Con un nudo en la
garganta volvió a enfrentarse a aquellos ojos que temía y su miedo se
trasformó en júbilo al ver que no quedaba ni un atisbo de odio en ellos,
incluso parecían más claros, como el azul profundo de una noche estrellada.
pero que historia ás buena Ibso, las dos partes tan bien enlazadas...
ResponderEliminar¡Genial!
Besos y feliz semana
Vengo llegando del principio... Part 1. resistiendo el escalofrío y muriéndome de curiosidad...(La curiosidad mató al gato y a una que otra bloguera impresionable). Los perros se subieron a mis piernas, porque se intuyeron algo terrorífico. Aquí estamos abrazados los tres y temblando. Ellos gruñen, pero no sabes ni a qué...
ResponderEliminarIbso, está buenísima tu historia, por más que cerraba los ojos para no seguir leyendo, como en las película de terror, pero aguanté hasta el final y que bello final. Jugaste con mi corazón.
¡Te luciste! estuvo increíble, genial... De verdad.
Abrazos.
p.d. por mas que me hacía la desentendida, no me resistí y oh! sorpresa. Que estuvo maravillosa. No sé que hubiera pasado conmigo, aunque entré preparada para ello, si no le dabas final feliz.
Había pensado que iba vestido de Papá Noel y aquí encontré la respuesta.
ResponderEliminarY, es cierto, el amor diluye el odio. Aunque hay personas tan malvadas que consiguen lo contrario.
me ha encantado!
ResponderEliminarMuy interesante y original, me ha gustado :) Felicitaciones.
ResponderEliminarRealmente terrorífico, al fin pudo saldar su condena y encontrar la salvación!!
ResponderEliminarImposible parar de leer!!
Muy bueno!!
Saludos!!
Es precioso el final! La liberación del perdón total! Que sentimiento tan malvado e incapacitante es la culpa. Y que escalofriante lo que hizo el niño. Una historia genial, podría dar para algo más largo con esa base argumental de los condenados. Besos
ResponderEliminarOh!
ResponderEliminarFue... MAGNIFICO.
Me encanto.
Un beso
Lu
Una historia a través del tiempo, pero... acaba, no lo tengo muy claro.
ResponderEliminarEl amor que todo lo puede. Y seguro que es el mismo amor -por las palabras- el que te inspira y te hacer crear estas maravillas de relatos.
ResponderEliminarTe felicito por tu bien hacer y a mí misma por haberte encontrado :)
un abrazo, canario
Dices que es tu primera incursión en el terreno del terror, realmente está narrado con maestría, bien engarzadas las dos partes y con una sensación, que llega muy bien, de estar tocando el mal más puro.
ResponderEliminarEnhorabuena
Un abrazo
Venció el bien sobre el mal, el amor sobre el odio. Genial relato.
ResponderEliminarUn abrazo
La incursión en el terror ha sido de lo más positiva, te has defendido muy bien con las dos historias.
ResponderEliminarUn abrazo sin terror :-)
Que buena la entrada.
ResponderEliminarEl envío va camino de tu tierra, avísame... un saludo.
Genial.
ResponderEliminarQuien sino tú, puede esperar de una historia de este tipo un final feliz.
Estoy de acuerdo contigo en que el amor lo cura todo.
Todos deberíamos de amarnos más y dejar de mirarnos el ombligo.
Besos.
Que final genial... después de todo puede haber un final feliz¡¡¡ =)
ResponderEliminarEnhorabuena¡¡
Me gustóooooo tu relato, me gusta ese toque de amor que le diste, un amor limpio que borra todo, y me gustó que haya acabado por fin la condena gracias al amor que surgió en él
ResponderEliminarDichosas las historias que acaban bien...
ResponderEliminarTu escrito interesa desde el principio que te imtroduces en él y quieres saber más.
Ibso, deseo que sigas bien y recibe un abrazo.
Hola amigo Isidro: alhelada estoy con estas narraciones de malos que son mas buenos que el pan.
ResponderEliminarMuy bonita historia, aunque con sangre y todo, acaba felizmente.
Estoy esperando tu respuesta, espero que todo vaya bien, un saludo desde Tomara que tu viera...
ResponderEliminarA ti no se te resiste nada, ni siquiera los relatos de terror, amigo Ibso, eres un talento porque haces que con cada relato descubramos nuevas sensaciones.
ResponderEliminarUn beso.
No es para meter presión, pero me encantaría ver alguna entrada nueva en tan interesante blog.
ResponderEliminarUn cariño.
HD
No os había dado las gracias por todas estas palabras y elogios: ¡muchas gracias!.
ResponderEliminarUn abrazo
ibso