D A M N A T I
Participación en el concurso de "Paradela" del mes de noviembre.
D A M N A T I
(el condenado)
1ª parte
1ª parte
Otro amanecer rojo. En este día tan importante, en que ha
nacido mi hijo, ¿por qué el destino me castiga con un amanecer rojo, esta aurora
que despierta el recuerdo en mi mente e hiela mi alma?.
Hace más de treinta y cinco años desde aquella noche
horrible, de aquel alba teñida de sangre, y yo aún no he podido olvidarlo.
Muchas veces sigo despertándome en mitad de la noche empapado en sudores fríos
y sintiendo sus ojos, tan jóvenes como los míos, observándome desde más allá de
la muerte. Siempre la misma pesadilla, siempre la misma pregunta: ¿por qué?.
Observando este crepúsculo carmesí, las imágenes de
aquellas horas, que empezaron siendo de diversión para terminar en tragedia, golpean con fuerza mi mente. En
mi pueblo natal, Glow River, todos nos conocíamos, con poco más de 300
habitantes era uno de eso lugares donde la vida era apacible y tranquila. Todos
los niños esperábamos con ansia aquella noche donde nos atiborrábamos a comer
dulces, nos disfrazábamos para hacer travesuras y nos reíamos con los amigos
hasta mucho después del toque de queda habitual, con el consentimiento, eso sí,
de nuestros padres. Para todos era una gran fiesta.
Aquel año me acompañaba mi hermana pequeña de tan solo
tres años, yo tenía ocho, y auque al principio pensé que sería un fastidio
cargar con mi hermanita, al final de la noche di gracias a Dios por tenerla a
mi lado. Salimos a las seis, justo después que llegarán mis dos grandes amigos:
Jeffrey y Camden. Yo iba de Drácula, mi personaje de miedo favorito, mi hermana
de calabaza de Jack O'Lantern y mis dos amigos de Freddy Krueger y Jason Voorhees. Éramos una
padilla de lo más terrorífica.
Nada más empezar nuestro ritual de tocar puerta a puerta
diciendo aquello de “dulce o susto”, nos topamos de frente con el “nuevo”.
Aquel chico era de lo más extraño, todos le rehuíamos como a la peste, no
sabíamos bien el porqué, pero todos le temíamos. Era flacucho, más bajito que
nosotros aunque tenía nuestra edad, de
pelo negro y tez pálida. Había llegado hacía una semana al pueblo con sus
padres, no tenía hermanos.
Cuando vimos de que iba disfrazado, todos comenzamos a
reir, todos menos mi hermanita.
- Estas tonto! – le grito entre carcajadas Jeffrey – Falta
mucho aún para Navidad.
Ethan, que así se llamaba aquel mal nacido, ni siquiera se
inmutó ante nuestras burlas. Con decisión caminó tranquilo hasta donde nos
encontrábamos, se colocó frente a mí y me miró fijamente. Sus ojos me
provocaron el terror más intenso que jamás he sentido. Negros, fríos, sin
expresión, parecían pertenecer a un muerto. Luego se acercó a mi oído y susurró
unas palabras que me han atormentado desde entonces:
- No olvides mis ojos nunca, pronto volveremos a
encontrarnos.
Luego, con un sonrisa, se dirigió a mis amigos y les dijo:
- No riáis tanto, esta noche maldeciréis haberme conocido.
Ethan no sobrevivió a aquella noche: mi padre, el sheriff, lo mató después
de que aquel demonio asesinara a mi madre y a cuarenta y dos personas más. Los
padres y madres de muchos de los niños que pedían caramelos por las calles. Los
padres y madres de mis amigos, de mis vecinos, y de muchos otros, incluyendo a sus propios padres. Aquella noche, Glow River se llenó de los llantos y los gritos de dolor de muchos huérfanos.
Miedo me da. Mucho miedo.
ResponderEliminarOhhh ¿y por qué no lo has puesto entero? :(
ResponderEliminarme encantan estos relatos :)
un abrazo y suerte
sigue, sigue....
ResponderEliminarmucha suerte , saludos.
Un buen relato de terror par celebrar Paradela y Halloween. Me has dejado con ganas de saber el final. Espero que sea pronto.
ResponderEliminarMucha suerte y un abrazo
María Jesús: En serio te ha dado miedo???. Te habrás dado cuenta que me gusta experimentar. Este es mi primer relato de este género.
ResponderEliminarMariluzGH: por dos razones, la primera porque no me dio tiempo a acabarlo y la segunda porque la segunda parte la incluiré en el proyecto de "adictos". Esta segunda parte se publicará el lunes, si la termino, claro :).
Reyes: Como le dije a MariluzGH, publicaré la segunda y última parte el lunes.
Jose Vte.: Pronto será, Dios mediante.
Un abrazo a tod@s, suerte a los concursantes y gracias por conversar en el camino.
ibso
Muy buena idea Inspirarte en esa imagen de Paradela para celebrar con tu texto la noche de los difuntos. Es un relato escalofriante. Nos dejas con ganas de saber qué pasó después.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Misterio y terror unidos hacen de tu relato una buena propuesta para el concurso. Te deseo suerte.
ResponderEliminarUn escalofrio me ha recorrido al leerte. Vaya entrada terrorífica...
ResponderEliminarMucha suerte y besos
que yuyu!!!
ResponderEliminargenial manejo de las palabras hasta asustarme ante el ordenador ( menos mal que te he leído de día)
Suerte
Un besazo
Se me han puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarBuen relato de terror.
Suerte y un saludo
Aún queda lo mejor, jejeje; aún no os he presentado al condenado. No se si sentiréis pena por él o lo odiareis a muerte, de lo que si estoy seguro es de que no os dejará indiferentes. Hasta mañana... si os atrevéis.
ResponderEliminarUn abrazo
ibso
Ibso, veo que estas fechas te han inspirado para este buen relato de terror. REconozco que se me han puesto los ojos como platos a medida que iba leyendo, en serio. Me asusto con facilidad.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte :_)
Escalofriante, Ibso. Esta aportación al concurso de Paradela, además de ser original por el género que toca, me parece que está muy bien lograda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu no sabes lo mucho que a mi me asustan las noches de Halloween, por este tipo de historias... me había hecho las desentendida por no leerlo, jejeje.
ResponderEliminarVoy a donde empecé a leer.
Me dan mucho miedo, me aterran estas historias, jejeje.
ResponderEliminarHola ibso: Te atreves con todo,Eh? pero lo cierto es que te sale muy bién. naural nada forzado, i muy bien narrado. hasta hoy no me he puesto al corriente de las lecturas.
ResponderEliminarha merecido la pena. Muy bién por tu relato. Un beso